La historia de un charco

Actualmente nuestra alumna con TEA tiende a jugar con el agua del grifo que hay en clase. Lo hace en los momentos que no tiene apoyo en clase o en cuanto no hay una atención centrada en ella.

Un echo que todas las profesionales que hemos trabajado con personas con TEA, sabemos que les encanta el mundo de las sensaciones: dejar caer el agua por sus manos, arena, las luces de algunos juegos, girar las ruedas, algunas texturas, el calor, el frío,...

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Pero el jugar con el agua, en el caso de "ALTEA", tiene diferentes consecuencias, entre ellas, que se producen "charcos" en la zona donde está la pila. Otra consecuencia es el uso indebido de este bien y el principal, es la separación que se produce cuando ella está en la pila de agua: no está haciendo o realizando las acciones que hacen sus compañeros: jugar, tareas, corro, asamblea, rutinas,...

Digo que tiene diferentes consecuencias, pero también es importante remarcar que este echo no tiene mayor repercusión que el disfrute. Pero en la escuela ese tipo de acciones no son correctas, bueno... y creo que en otros sitios tampoco deberían serlo, por lo que reconducir esa acción y de manera indirecta dejar que ella pueda tener esa tiempo (más controlado y en menor cantidad) sería dirigiendo la acción en un "lavado de manos".

Por ello, y pensando en una historia social, he creado una en la que se engloba varios procesos:
  • Cómo lavar las manos.
  • Dónde lavar las manos.
  • La consecuencia de realizar un acto que no hay que hacer.
  • Y las consecuencias de realizar bien una acción.
  • Además, con ello, se intenta conseguir encauzar la acción de manera positiva y no prohibir el uso del grifo, que le encanta, pero sí el uso para jugar.


Espero que os guste:

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